En el fondo, la tierra toma como punto de partida los cinco primeros años de la vida del autor, que nació a mediados de los años cincuenta del siglo xx en una alquería de los alrededores de València. Esta circunstancia es lo que le permite dar fe de un ecosistema natural y social —unas formas de vida, un paisaje, una culura—, que había conseguido mantenerse en equilibrio a lo largo de los siglos y que, justo en aquel momento, con la llegada de la especulación urbanística y de una incipiente globalización económica, iniciaba su declive definitivo.
El autor despliega sus recursos literarios para jugar con la cronología e incluir, en una narración de carácter autobiográfico que aparentemente alcanza solo un lustro, acontecimientos pasados y futuros, lo que le permite explicar desde dentro la transformación de un mundo secular en decadencia. Lo hace mediante la mirada subjetiva, reflexiva y mordaz, pero también recurriendo al apunte histórico, la descripción antropológica, la observación de carácter sociológico y abundantes digresiones sobre el paso del tiempo y el valor de la memoria. La obra se complementa con un conjunto de fotografías del propio autor relacionadas con los hechos narrados y sus escenarios.
Joan Dolç nació en 1956 en Alboraia, junto a la ciudad de València. A lo largo de los años ochenta y noventa, mientras trabajaba en el mundo de la fotografía, el diseño y la comunicación, publicó varias novelas en que mezclaba un humor descabellado con las convenciones del género policial. Eran historias adaptadas a un entorno en el que convergían un ruralismo cada vez más anacrónico —del cual él procede— y una industrialización que no acababa de cuajar. Más tarde, su actividad literaria fue derivando hacia el ensayo breve y la columna de opinión, mientras que su actividad de subsistencia se centraba en la producción y dirección de documentales para el cine, la televisión y los circuitos culturales (museos, fundaciones y salas de exposición). Con textos y fotografías, continuó participando en libros colectivos, catálogos, periódicos y revistas, entre las cuales destaca Lars, Cultura y Ciudad, publicación de la que fue cofundador y director editorial. Balance de existencias (2015), y No escaparéis (2018) supusieron su retorno al ámbito literario, que se consolida ahora con En el fondo, la tierra, unas memorias peculiares que juegan con el tiempo y, de vez en cuando, toman forma de ensayo literario para dar forma a una visión vitalista y a la vez crepuscular del paisaje y el paisanaje de su infancia, que considera definitivamente periclitados.